El jurado ha valorado el trabajo de su gestor, el ceramista Alfonso Otero Regal, convirtiendo una antigua fábrica de curtidos de Viveiro (Lugo) en un espacio de integración y actividad cultural: un centro didáctico, un museo, una tienda, y un taller. En definitiva, un punto de encuentro en el que se respira artesanía y cultura donde se realizan actividades didácticas y se acoge a estudiantes e investigadores.

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